La enfermedad de Chagas es una afección parasitaria, sistémica, crónica, transmitida principalmente por vector conocido como chinche besucona, y es causada por el protozoario Trypanosoma cruzi.
El principal mecanismo de transmisión es las chinches; ocurre al depositar sus heces infectadas en heridas de la piel o sobre mucosas. Otras modalidades son la transfusional, congénita, por trasplante de órganos u oral.
El 30 % de pacientes puede tener daño crónico e irreversible en el sistema nervioso, digestivo y cardiovascular, con complicaciones como aneurisma apical, miocarditis, insuficiencia y trastornos del ritmo cardíaco.
El resto, es decir, el 70% de las personas que se contagia, no desarrolla síntomas, aunque algunas pueden presentar fiebre, hinchazón, tos, lesiones cutáneas y dolor abdominal o de cabeza.
Esta enfermedad es curable cuando el tratamiento con medicamentos se suministra en la fase aguda de la enfermedad, durante los siguientes días después del contagio.
La manera de prevenirlo es mediante el empleo de mosquiteros y buenas prácticas higiénicas en la preparación, el transporte, almacenamiento y consumo de alimentos para reducir el riesgo de enfermedad de Chagas.