La preservación de los acuerdos que facilitan la exportación de alimentos y fertilizantes procedentes de Ucrania son fundamentales para contener repercusiones humanitarias de la guerra en el mundo, manifestó Martin Griffiths, secretario general Adjunto de Asuntos Humanitarios y coordinador del Socorro de Emergencia en Naciones Unidas en un debate celebrado en marzo en el Consejo de Seguridad.
Ahora un nuevo problema ha estallado en el despacho de Griffiths, ahora del bloque aliado de Ucrania. Polonia y Hungría han decidido suspender temporalmente la importación de grano y algunos alimentos básicos, como azúcar, huevo y leche, procedentes de Ucrania. La medida fue introducida el sábado pasado y durará hasta el 30 de junio.
El argumento oficial es que el corredor alimentario creado por la Unión Europea (UE) para dar salida al grano y los productos alimentarios ucranianos destinados a África y el Mediterráneo no está cumpliendo su objetivo, porque una parte del producto, que es más barato y regularmente de menor calidad, se está quedando en los mercados de Europa del Este al afectar los intereses de los agricultores locales.
El problema podría escalar. Bulgaria, Rumania, República Checa y Eslovaquia podrían reaccionar de forma similar en respuesta al temor que genera la eventual acumulación de grano ucraniano en sus territorios como consecuencia de los decretos en Varsovia y Budapest. Los seis países habían pactado previamente actuar conjuntamente y de manera coordinada ante el problema de los bajos precios del grano ucraniano. En respuesta los obstáculos creados por la guerra a las exportaciones agrícolas ucranianas, la Comisión Europea ideó en mayo la creación de corredores solidarios dirigidos a facilitar las ventas de alimentos desde Ucrania a través de rutas terrestres y puertos de la Unión Europea.