En México, el emprendimiento femenino continúa ganando terreno como una fuerza vital en la economía del país. Según datos recientes, una de cada cuatro mujeres ocupadas se encuentra involucrada en algún tipo de actividad empresarial, lo que equivale a aproximadamente 5.9 millones de mujeres que trabajan por cuenta propia o son empleadoras. Sin embargo, un hecho preocupante es que ocho de cada diez de estas emprendedoras operan en la informalidad.
Este escenario plantea desafíos significativos para el desarrollo económico y la seguridad financiera de las mujeres emprendedoras. Según un estudio realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) en colaboración con el Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias (CCME), las emprendedoras que operan en la informalidad enfrentan ingresos mensuales promedio 1.9 veces menores que aquellas que están formalmente constituidas.
A pesar de esta disparidad en los ingresos, la falta de información pública sobre las condiciones y los retos específicos que enfrentan las mujeres emprendedoras ha sido una brecha persistente en el análisis económico del país. En respuesta a esta necesidad, el IMCO en colaboración con el CCME llevó a cabo una encuesta exhaustiva que involucró a 2,201 mujeres emprendedoras, con el objetivo de identificar y comprender las principales barreras que enfrentan en el desarrollo y crecimiento de sus negocios.
Los resultados del estudio revelaron tres desafíos principales que obstaculizan el progreso de las emprendedoras mexicanas: Falta de Financiamiento, Costos de la Formalidad, Trabajo No Remunerado. Estos hallazgos subrayan la necesidad de políticas y programas específicos que aborden las barreras estructurales que enfrentan las mujeres emprendedoras en México.