El fenómeno migratorio es complejo, hay una variedad de historias de vida que distan entre sí; hay una gran parte de las personas en contexto de movilidad que, principalmente, aspiran llegar al “Sueño Americano”, pero otros como don Cristo Ernesto, que decidió quedarse aquí y construir una nueva vida en Tapachula.
Cristo Ernesto Rivas Arias llegó a Tapachula con la idea de un mejor porvenir, ya que, en su país, El Salvador, había escasas oportunidades de trabajo, además hasta hace algunos años, el pandillerismo estaba en su pleno apogeo, lo cual impedía la actividad productiva de muchas personas de bien.
Afirmó que le costó mucho al principio adaptarse a una nueva vida, solo, lejos de su familia, pues no tuvo la opción de traérselos consigo, pero constantemente les manda dinero para su manutención, no obstante, conforme pasó el tiempo se adaptó y se hizo amigo de personas que lo apoyaron.
Mencionó que tiene 4 años de vivir en Tapachula, pero recientemente logró obtener su visa humanitaria por un año, que le permite estar legalmente en cualquier parte de México, así como ir y regresar a su país sin ser molestado, lo cual agradeció a las autoridades migratorias.
Posterior de que le entregaran su visa humanitaria, tramitó una licencia de conducir ante la dirección de tránsito del estado, lo cual ya podrá aspirar a otros tipos de empleos, por su intención es quedarse en Tapachula o si es conveniente moverse a otro estado del país.
Cristo Ernesto agradeció a la empresa que le permitió trabajar en el estacionamiento, apoyando a los clientes que llegan con sus vehículos a comprar, y reconoció que es un trabajo digno que le ha permitido estar en esta ciudad; ahora tiene 47 años y por lo pronto ha decidido estar más tiempo en esta ciudad.
Finalmente, refirió que es importante para los miles de migrantes asentados en esta ciudad, tener la comprensión de la población, pues el objetivo de quienes migran no es hacer el daño, sino encontrar una oportunidad para vivir tranquilos.