El marco anticorrupción de México es poroso. Incluso en temas donde sí hay leyes al respecto, como las sanciones por conflicto de interés, la reglamentación se ha convertido en letra muerta, exhibe un nuevo informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Las sanciones por conflicto de interés están prescritas en la reglamentación mexicana, pero no se aplican en la práctica, reporta Perspectiva de Integridad y Anticorrupción. El país tampoco cuenta con mecanismos para rastrear el movimiento de funcionarios públicos hacia la iniciativa privada en sectores que anteriormente regularon, abunda.
De acuerdo con un nuevo informe de la organización, “los marcos de integridad y anticorrupción de los países de la OCDE están mejorando, pero existe una gran brecha en la implementación, lo que significa que los países están abiertos al riesgo de corrupción”.
En promedio, los integrantes de la OCDE cumplen en 76 por ciento con los criterios que ésta delinea en materia de regulaciones sobre conflictos de intereses, pero sólo 40 por ciento en la práctica.
Cuando se mide la implementación de las recomendaciones de auditoría interna, también hay un rezago en el promedio de países de la OCDE que lo implementan, y sólo México cumple a 100 por ciento. Sin embargo, la organización exhibe que el país no revisa ni 60 por ciento de las declaraciones de interés y no hay una política de datos abiertos.