Los anfibios fueron los primeros vertebrados en respirar, transportarse y oler la tierra, actualmente los anfibios están sufriendo la peor crisis de extinción de toda su historia, tan solo en México el 43 por ciento de las especies están amenazadas.
Tras la pandemia, ha quedado en evidencia para todos cómo nuestra salud está relacionada a la de otras especies.
La palabra anfibio significa doble vida y hace referencia a las dos fases del ciclo de vida de estos organismos: la acuática y la terrestre.
La La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) señala que la distribución de anfibios en México por estado denota una marcada diferencia entre los estados de Oaxaca, Chiapas y Veracruz con el resto de México. El estado de Oaxaca es el más diverso con un total de 140 especies, seguido de Chiapas con 100 y Veracruz con 96 especies.
Los anfibios constituyen un grupo ecológicamente importante de 6 mil 333 especies en el mundo, de las cuales México posee alrededor de 360. El 70 por ciento del endemismo de los anfibios mexicanos se concentra principalmente en zonas restringidas, como las islas del Golfo de California, la Sierra Madre del Sur de Guerrero y Oaxaca y el Eje Volcánico Transversal.
Los anfibios desempeñan funciones importantes en los ecosistemas: transfieren nutrientes de medios acuáticos a terrestres y controlan las plagas de insectos, lo que es de capital importancia ya que una eventual desaparición de esta fauna provocaría un incremento en las poblaciones de insectos transmisores de enfermedades como la malaria, dengue y fiebre amarilla.
Las causas que provocan disminuciones en las poblaciones de ciertas especies de anfibios son muchas y de diversa naturaleza, de manera general se han clasificado en dos grupos.
En el primer grupo, las que están relacionadas directamente con actividades humanas, debido a que el efecto adverso sobre las poblaciones de anfibios es a corto plazo. En este grupo se encuentra la deforestación, la introducción de especies exóticas y la sobreexplotación de recursos.
En el segundo grupo se incluyen las causas que no tienen en apariencia una relación directa con las actividades humanas, pero su efecto negativo es evidente a largo plazo. Aquí se menciona el cambio climático, la diseminación de químicos en el suelo y agua y la presencia de enfermedades infecciosa.