Aunque las abejas no son el objetivo de los plaguicidas que se aplican en los diferentes cultivos del campo, sí pueden infectarse al consumir el néctar o polen de las plantas y, asimismo, esta infección puede llevarse a las colmenas donde se produce la miel y, en consecuencia, afectar el consumo humano.
Esta explicación, es parte de los trabajos para evitar el uso de los plaguicidas en los cultivos, donde el investigador comisionado al CONAHCYT, Jovani Ruiz Toledo, destaca en grave riesgo de la contaminación de colmenas, al ser expuestas las abejas a los contaminantes de los plaguicidas.
En varias regiones del estado de Chiapas, se tiene a la apicultura como una de las principales actividades, ya que la miel es muy preciada en el mercado nacional e internacional, sin embargo, el riesgo siempre estará latente al continuar con la contaminación de las plantas de donde se alimentan las abejas.
Mencionó que, a través de estudios de laboratorio han encontrado partículas de malation, espinosat, organoclorados, glifosato, entre otros, cuya situación es preocupante, a la posible contaminación por el residuo de los plaguicidas, por ello, la advertencia hacia las autoridades que puedan regular este problema.
Agregó que se hacen estudios al respecto para que los productores hagan un control biológico y elaboren plaguicidas naturales que no son dañinos con el medio ambiente, ni mucho menos con las especies polinizadoras como las abejas, mariposas, los murciélagos y los colibríes, que están, cada vez más amenazados por los efectos de esta actividad humana
Lamentablemente no existe un laboratorio que determine qué cantidades puedan dañar la salud o si las partículas de plaguicidas que son detectadas son metabolizadas por el organismo, sin embargo, el riesgo es latente. Por lo que es importante que se inicie las pláticas con los productores para alertarlos de esta problemática.