Mauna Loa ha entrado en erupción 33 veces desde 1843, que es la fecha de la primera erupción registrada. En promedio, es una erupción cada 5 años y medio.
“Hubo algunos signos de magma brotando en los últimos 10 años”, describe Andrew Hooper, profesor de Geofísica en la Universidad de Leeds en Reino Unido, “pero no ha habido ninguna erupción hasta ahora”.
La erupción actual en Mauna Loa le está dando a una nueva generación de científicos la oportunidad de estudiar cómo funciona el volcán, opina el profesor Hooper.
“Será interesante ver dónde se almacena el magma dentro de Mauna Loa, dónde permanece entre brotar del manto de la Tierra y salir de la superficie del volcán”, explica.
A diferencia de muchos volcanes, Mauna Loa por lo general no produce erupciones realmente explosivas, en las que la lava sale disparada al aire junto con columnas de ceniza y gas.
En cambio, la lava fluye a un ritmo bastante lento por el costado del volcán.
“Los flujos de lava no ponen en peligro la vida”, asegura el profesor Hooper, “porque puedes apartarte de ellos”.
“Además, la lava del volcán no se dirige hacia el oeste hacia las ciudades más cercanas, sino hacia el noreste. Tendría que recorrer un largo camino en esa dirección antes de causar daños graves a la propiedad”, analiza.
Sin embargo, la población local puede estar más expuesta a los gases que emite Mauna Loa.
“Los gases volcánicos, incluidos el dióxido de azufre y el cloro, reaccionan con la humedad del aire para producir ‘vog’, que es niebla volcánica” en inglés, explica Solana.
“Esto podría causar un problema a las personas irritando los ojos y causando problemas respiratorios”, agrega.
Las autoridades sanitarias de Hawái dicen que la calidad del aire sigue siendo buena, pero que podría empeorar en cualquier momento.
Si es así, se aconseja a los residentes locales que eviten las actividades al aire libre y permanezcan en el interior con las puertas y ventanas cerradas.