La lluvia de los últimos días en Puebla ha estado mezclada con la ceniza que ha emitido el Popocatépetl y cuyos agentes químicos se quedan suspendidos en el aire y pueden llegar a otras latitudes.
De acuerdo con la tesis “Estudio de la lluvia ácida y suelos de la región noreste del Popocatépetl”, de Diana Atonal Sandoval, maestra en Ciencias Ambientales por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), en Puebla la lluvia “natural”, la que no está contaminada, puede volverse ácida.
Las precipitaciones se vuelven ácidas debido a la presencia de dióxido de carbono atmosférico, el cual forma ácido carbónico. Debido a esta fuente de acidez, el pH de la lluvia natural se altera.
Los ácidos fuertes que pueden encontrarse son principalmente el ácido nítrico (NO2) y ácido sulfúrico (SO2), que se diluyen en vapor de agua, para finalmente caer a la tierra en forma de lluvia ácida, nieve y niebla.
Estos ácidos son transportados lejos de la fuente, la dirección que toma depende en gran medida de la circulación atmosférica general y parte de esta mezcla regresa a la tierra en forma de finas partículas como sulfatos y nitratos.
La emisión de ceniza volcánica ha liberado altos índices de dióxido de azufre y nitrógeno que, mezclados con la lluvia, la vuelven ácida.
Aunque no hace daño a la piel, sí puede ocasionar algunas afecciones en las vías respiratorias, principalmente irritabilidad en nariz y boca.
Las consecuencias de la acidez en el ambiente se dan cuando cae al suelo, porque progresivamente se va acidificando.
Si esta lluvia ácida es constante y dura años, el pH del suelo se vuelve tóxico por su alto contenido de aluminio.
Eso, de acuerdo con la especialista, se traduce en cambios en la composición del suelo que llevan a una lixiviación de nutrientes como el potasio, calcio, magnesio, nitrato de sodio y fósforo, afectando su biodisponibilidad y aumentando la vulnerabilidad de los árboles.
Esta acidificación también tiene como consecuencia la liberación de elementos como hierro, zinc, manganeso y cobalto, los cuales son tóxicos para las plantas, propiciando un bajo estado nutrimental y afectaciones en su crecimiento y reproducción.