El Día Mundial del Lavado de Manos, que se conmemora en México cada 15 de octubre, es una oportunidad para que toda la población reconozca la importancia que tiene esta práctica y para que haga conciencia sobre el impacto que tiene en la salud.
Lavarse las manos con agua y jabón es una de las medidas más eficientes para reducir la propagación de microorganismos patógenos, considerando que se pueden adquirir y trasladar muy fácilmente por medio del contacto cotidiano del que muchas veces no somos conscientes.
En las manos viven más de 150 especies de bacterias, algunas de las cuales tienen funciones benéficas para nuestro organismo y habitan ahí sin ocasionar problemas. Sin embargo, también puede haber virus, hongos, parásitos y microbios patógenos que pueden causar enfermedades estomacales, como la diarrea; respiratorias, como la influenza, y ahora con la llegada de la pandemia que aún no hemos superado del todo, Covid-19.
El lavado de manos con agua y jabón tiene que ser previo a la desinfección y no al revés. Es imprescindible tomarlo en cuenta porque los gérmenes se pueden ocultar por debajo de la suciedad y entonces los antisépticos desinfectantes no funcionarán como se espera.
A pesar del acceso limitado que aún existe en el mundo para poner en práctica el lavado de manos con agua y jabón de manera habitual, datos de UNICEF indican que han habido progresos desde 2015.