Una detección temprana encamina a que el paciente se pueda rehabilitar para maximizar su capacidad funcional y reducir el grado de discapacidad
En el marco del Día Mundial de la Parálisis Cerebral, que se conmemora el 6 de octubre, el IMSS dió a conocer que es posible evitarla con un control prenatal adecuado, consumo de ácido fólico, peso adecuado para tiempo de embarazo y no consumir alcohol ni tabaco.
Aunque no hay cura para la parálisis cerebral, al sospechar el diagnóstico deben iniciarse las intervenciones de manera temprana con el objetivo de maximizar las capacidades funcionales del niño y al mismo tiempo, reducir el grado de discapacidad.
La parálisis cerebral es la principal causa de discapacidad en la población pediátrica y es un conjunto de afecciones que conducen a una disfunción motora permanente, quien lo padece, tendrá alteraciones en la postura, movimiento y tono muscular, causando una limitación.
Está condición tiene causas multifactoriales, como un nacimiento prematuro, bajo peso al nacimiento, infecciones y malformaciones congénitas del sistema nervioso central.
Las sospechas de este padecimiento inician cuando el neurodesarrollo motor lleva un retraso, por ejemplo, los niños que tienen más de 4 meses y no logran sostener la cabeza, o los niños que a los 9 meses todavía no se pueden sentar sin apoyo.
Al hacer esta detección se deben hacer estudios de laboratorio, tomografía y resonancia magnética del cerebro, para después definir el tratamiento, y que así el niño sea independiente, retrase su grado de discapacidad y tenga una mejor calidad de vida.