El cáncer se ha constituido en uno de los principales padecimientos que ocasiona una cantidad importante de decesos en el mundo. Su aparición, a cualquier edad, suele ser repentina y silenciosa; por ello, es que en numerosos casos su detección se hace en etapas avanzadas, situación que complica la atención y reduce las expectativas de superarlo.
En México el cáncer infantil es un problema de salud pública. Constituye la segunda causa de muerte y la primera por enfermedad en niños de cinco a 14 años de edad; cada año produce el fallecimiento de más de dos mil infantes, de acuerdo con cifras del Centro Nacional para la Salud de la Infancia y Adolescencia (Censia).
Comparado con los cánceres en adultos, esta afección en la infancia y adolescencia representa una proporción baja, ya que sólo cinco por ciento de los casos ocurre en niños y la sobrevida global a cinco años es de 56 por ciento, aunque en países con alto ingreso es de 80 por ciento.
La tasa de mortalidad en menores es de 5.3 por cada cien mil, mientras que en adolescentes es de 8.5 debido a que entre cinco y 50 por ciento de ellos abandona el tratamiento. Esto representa un grave problema en cuanto a atención, detección y tratamiento oportunos; un diagnóstico temprano marca una gran diferencia en su pronóstico, coinciden las pediatras oncólogas Rocío del Socorro Cárdenas y Marta Zapata, académicas de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Las universitarias resaltan que en oncología pediátrica las tasas de curación aumentaron de manera considerable, incluso en cierto sentido más que otros tipos de cáncer.
A días de conmemorar internacionalmente la Lucha contra el Cáncer Infantil, la especialista Cárdenas refiere que los tipos de cáncer más comunes en niños y adolescentes son las leucemias, que afectan a las células de la sangre que se originan en la médula ósea; los tumores del sistema nervioso central ocupan la segunda causa en frecuencia, seguido por los linfomas, que son cánceres de los ganglios linfáticos.
Sin embargo, puntualiza, es alta la esperanza de sobrevida en pacientes con neoplasias. Las estadísticas más altas de supervivencia se registran en naciones con altos ingresos económicos. En México, considerado un país de medianos ingresos, “nuestro reto de elevar la supervivencia es un hecho real”.
El aumento en los casos de neoplasias pediátricas, detalla, está vinculado con estilos de vida y cambios en la alimentación, toda vez que en diversos productos procesados se utilizan conservadores y colorantes; ambos están asociados, a largo plazo, con la generación de algún tipo de cáncer en la infancia y también en adultos. Además, influye que haya mayor contaminación ambiental y el incremento de desechos industriales.