La hepatitis es un padecimiento originado por la inflamación del hígado, algunas de las causas pueden ser infecciosas, como las hepatitis virales, o no infecciosas que se dan por el consumo de bebidas alcohólicas, obesidad, enfermedades autoinmunes, fármacos y reacciones alérgicas; por tal motivo, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Yucatán orienta sobre esta enfermedad con el objetivo de intensificar la lucha contra este padecimiento, para prevenir, identificar síntomas y recibir tratamiento oportuno según los distintos tipos de hepatitis virales A, B, C, D y E, y así salvaguardar la salud de la población derechohabiente. El hígado, ubicado en la parte derecha del abdomen, es un órgano que, entre sus múltiples funciones, ayuda a que se descompongan los alimentos y los medicamentos, además de que almacena la energía y purifica la sangre eliminando los desechos. Es un órgano de vital importancia y su buen funcionamiento determina que otros órganos de nuestro cuerpo puedan realizar sus funciones adecuadamente.
No obstante, al contraer hepatitis, podrían incluso no existir síntomas aparentes, o presentarse de forma muy leve hasta desaparecer rápidamente, mientras que en otros casos las personas podrían tener síntomas graves y causar insuficiencia hepática. La especialista en gastroenterología, doctora Brenda Aracely Herrera Chi, asegura que existen diversos virus que causan la hepatitis.
La hepatitis A y la E son causadas generalmente por la ingestión de agua o alimentos contaminados, mientras que las formas B y C se producen por contacto con fluidos corporales infectados; las más comunes son por tener relaciones sexuales sin preservativo, transfusiones de sangre o productos sanguíneos contaminados y transmisión de madre a hijo en el parto, aseguró la especialista.
Los síntomas generales de la hepatitis abarcan: dolor o distensión abdominal, orina oscura y deposiciones de color arcilla o pálidas, fatiga, fiebre o febrícula, ictericia (coloración amarillenta de piel y ojos), falta de apetito, náuseas y/o vómitos, así como pérdida de peso.
En el caso de la hepatitis B, por ejemplo, el paciente puede permanecer asintomático durante años y desarrollar insuficiencia hepática posteriormente, por lo que es importante que si tiene algún factor de riesgo se realicen exámenes periódicamente.
La hepatitis B puede prevenirse mediante la vacunación. En cuanto al tratamiento, el médico analizará las opciones según la causa de la enfermedad hepática y el daño que presenta.