Graciela Raga, investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, advirtió que como consecuencia del calentamiento global se registran olas de calor cada vez más extremas y prolongadas en donde los récords de temperaturas se están rompiendo cada vez con mayor frecuencia.
La universitaria destacó que el aumento en la temperatura, con días cada vez más calurosos y sofocantes, es la evidencia más clara de que empezamos a padecer las consecuencias del cambio climático con las olas de calor más largas, cálidas y peligrosas.
Argumentó que hoy en día vivimos una polarización del clima hacia temperaturas máximas cada vez más extremas y temperaturas mínimas también más extremas en distintas épocas y en distintos meses del año.
Nuestro país no tiene una definición oficial estándar respecto a la ola de calor, pero, en general, puede considerarse como un evento sostenido de temperatura extremadamente alta para una región determinada, aunque las agencias meteorológicas de cada nación tienen su propia definición sobre este fenómeno.
El Servicio Meteorológico Nacional lo define como el calentamiento importante del aire o la invasión del aire muy caliente sobre una zona extensa que suele durar de 4 a 10 días.
Al respecto, la experta dijo que en los meses recientes en México se han registrado climas muy secos y ha habido retroalimentación entre sequía y ola de calor, porque cuanto más seco está el clima se registran temperaturas más altas y es entonces que las zonas más secas son susceptibles a convertirse en olas de calor más extremas.
Una muestra de la polarización del clima, añadió, puede observarse con el llamado rompimiento del vórtice polar, que es un fenómeno extremo también conocido como calentamiento súbito de la estratósfera, en el que con mucha frecuencia se registran esos fríos extremos en las planicies de Estados Unidos que en ocasiones llegan hasta México y también ocurren en el hemisferio sur.
Alertó que las olas de calor podrían llegar a ser mortales si no se toman las medidas de prevención adecuadas toda vez que representan un serio peligro, principalmente para población más vulnerable, como son los adultos mayores que viven solos y que pueden llegar a deshidratarse sin darse cuenta, por las elevadas temperaturas.