Se caracteriza por la ausencia del periodo menstrual durante 12 meses continuos, los ovarios dejan de producir estrógenos y progesterona; más allá de generar problemas hormonales podría causar alteraciones en el metabolismo de la glucosa, también afectación hepática y osteoporosis.
Los síntomas particulares son: bochornos, sudores nocturnos, cambios en la libido y en el estado de ánimo, insomnio; resequedad vaginal, de cabello y piel, además de dolores articulares, infecciones urinarias, entre otros. Varían de persona a persona, pues podrían ser más intensos o, por el contrario, leves.
Zarela Chinolla refirió que la terapia de reemplazo hormonal (estrógenos) en este proceso dependerá de los síntomas de cada una de ellas, la principal indicación es cuando se registran varios síntomas, principalmente vasomotores; es decir, bochornos intensos, en particular, mientras se duerme, aunque es una manifestación transitoria, es molesta. Existen factores de riesgo que pueden ser favorecidos por la terapia de reemplazo hormonal. Por ello, debe evaluarse a la paciente.
En ese contexto, para aquellas con antecedentes de cáncer de mama que han llegado a la menopausia no se les prescribe terapia de reemplazo hormonal; hay quienes por temor a sufrir ese tipo de cáncer no se apegan al tratamiento, puntualizó.
Para las pacientes con problemas de insuficiencia hepática, cirrosis o algún padecimiento que ocasione que el hígado no funcione al cien por ciento, tampoco se le puede prescribir esta terapia y cualquier medicamento como analgésicos o antibióticos, porque no lo metabolizarían y serían perjudiciales, acotó.
La atención médica durante el climaterio está basada en evitar que haya algún problema, principalmente metabólico: colesterol y triglicéridos elevados, insulinoresistencia, diabetes o trastornos cardiovasculares como hipertensión. Quienes hace años tienen ese tipo de problemas de salud, no son candidatas a terapia de reemplazo hormonal; sin embargo, deben recibir asistencia médica habitual.