Fomentar una cultura de ética y de integridad es una tarea indispensable que tiene un efecto directo en la prevención de fraudes
En los últimos 10 años, las organizaciones han invertido de forma significativa en la implementación de programas de cumplimiento y prevención de fraude, así como en el fortalecimiento de sus códigos de ética, sin embargo, pese al esfuerzo, hoy en día el fraude, la corrupción y los delitos cibernéticos continúan afectando el bienestar de los negocios.
De acuerdo con el estudio Una triple amenaza en las Américas 2022, el 71 por ciento de las personas encuestadas afirman que su empresa ha sufrido algún tipo de fraude en los últimos 12 meses. Asimismo, reportan una pérdida combinada promedio por este mismo delito, temas de incumplimiento y multas de aproximadamente 1 por ciento de sus ganancias.
Además, el 20 por ciento informó haber sufrido daños en su reputación y 32 por ciento enfrentó investigaciones de cumplimiento.
Por su parte, la Asociación de Investigadores de Fraude Certificados señala en el Report to the Nations de 2022 que los esquemas de fraude más comúnmente experimentados por las compañías son la apropiación indebida de activos, la corrupción y el fraude a estados financieros. Del mismo modo, señala que 62 por ciento de los fraudes identificados fueron perpetrados por niveles gerenciales o ejecutivos.