La basura recibe al turismo y a los pobladores en el Zócalo y la Alameda de León, pues muchas personas acumulan sus desperdicios en basureros de la zona, así como en el piso y los alrededores.
Al no contraerse con un sitio definitivo para la disposición final de los residuos sólidos urbanos, el servicio de recolección no es regular, ya que las autoridades sólo cuentan con las estaciones de transición y alguno que otro predio, para el tratamiento de los residuos orgánicos para preparar composta con ellos.
Sin embargo, esto resulta insuficiente para atender a toda la ciudad con sus 13 agencias, en donde se producen grandes cantidades de desperdicios que no están siendo recolectados de manera formal.
Esto ha llevado a decenas de personas a dejar sus desperdicios en la vía pública, en la rivera del río Atoyac y el camellón del periférico frente a la Central de Abasto, entre otros espacios en donde es abandonada la basura.
El Zócalo y la Alameda de Leon no se han escapado, y aún con la presencia ya de turismo en las calles, se localizan montones de basura en varias partes del corazón de la ciudad.
Esta zona ha sido de las más privilegiadas con el servicio de recolección, pero no ha resultado suficiente debido a las dificultades que tiene el ayuntamiento de la ciudad para poder manejar la basura de manera correcta.
Las personas ya no pueden aguantar por más tiempo la basura en sus casas y la sacan a la vía pública, agudizando los problemas que se tienen.
Cada día las autoridades intentan recoger todos los desechos que son depositados en la vía pública, pero las acciones son insuficientes, por lo que la ciudad se observa sucia y con malos olores.