Los ataques de un grupo criminal en ciudades del noreste de Brasil continúan noche con noche de manera consecutiva con incendios de vehículos, oficinas públicas y comercios. Según informaron las autoridades del país, esto a pesar del despliegue reforzado de las fuerzas de seguridad.
Imágenes difundidas por la prensa brasileña y en las redes sociales mostraron escenas de autobuses y edificios en llamas en nueve ciudades del estado de Río Grande do Norte, incluida la capital, Natal.
Al menos un total de 28 centros urbanos han sido blanco de disturbios desde el martes. Según las autoridades, se trata de una respuesta de un grupo criminal al endurecimiento de las medidas de control dentro de las prisiones.
Las autoridades locales expusieron que la violencia es incesante pese a la llegada desde el miércoles de unos 220 policías federales, cuyo número podría multiplicarse hasta 800 si fuera necesario, dijo el ministro de Justicia y Seguridad, Flávio Dino, en una entrevista con ‘CNN’.
“No vamos a permitir que territorios sean entregados a prácticas criminales”, indicó.
Por otro lado, la gobernadora de Río Grande do Norte, Fátima Bezerra, anunció la creación de un gabinete de crisis formado con jefes de los poderes locales.
Hasta el momento, el presidente izquierdista Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva, del mismo Partido de los Trabajadores (PT) que Bezerra, no se ha manifestado sobre la crisis.
El saldo de esta ola de violencia hasta ahora, han dejado dos muertos y dos heridos.
En Natal, fueron incendiados un galpón de una empresa recolectora de basura, un supermercado y una gasolinera. También fue atacada una estación de tren, hasta ahora, 67 personas fueron detenidas, Además, fueron incautadas 17 armas de fuego, 50 artefactos explosivos, 22 galones de gasolina, vehículos, municiones y dinero, entre otros.
El Gobierno anunció el miércoles el envío a Río Grande do Norte de una fuerza federal de agentes penitenciarios para coordinar la “vigilancia y custodia de presos”.
“Dentro de las unidades, la situación está bajo control. No hay ningún motín, ni tentativa de fuga, nada fuera de lo normal”, señaló la Secretaría de Administración Penitenciaria del estado (SEAP).
Según las autoridades, los ataques son orquestados desde el interior de las prisiones, donde los presos protestan por las condiciones de vida, con reclamos como televisores y visitas privadas.
De hecho, el secretario de Seguridad Pública de Río Grande do Norte, Francisco Araujo, atribuyó la ola de ataques a unos requerimientos de los reclusos de una “serie de privilegios” que no se han concedido.
“Según los reclamos, quieren televisión, sistema de iluminación, visita íntima, cosas que el sistema penitenciario no está atendiendo porque está cumpliendo con la ley de ejecución penal”, aseguró.