José Arrieta | El Heraldo de México
Una inusual tormenta de final del verano convirtió el festival contracultural Burning Man en un lío en el que decenas de miles de personas terminaron varadas por el lodo y sin retretes funcionales en el desierto de Nevada, aunque algunos de ellos dijeron que seguían de buen ánimo.
Los organizadores cerraron el paso a vehículos después de que se reportó un fallecimiento. Las autoridades no dieron a conocer detalles sobre esa muerte.
El encuentro anual de una semana de duración en el desierto de Black Rock, ubicado a unos 177 kilómetros al norte de Reno, atrae a casi 80 mil artistas, músicos y activistas para una mezcla de campamentos en la naturaleza y presentaciones artísticas.
Alrededor de 1.3 centímetros de lluvia cayeron este fin de semana en partes del noroeste de Nevada, que incluye la zona donde se celebraba el festival Burning Man, señaló Mark Deutschendorf, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional en Reno.