Kristalina Georgieva, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), ha señalado que la popularización de la inteligencia artificial (AI) podría tener un impacto significativo en el mercado laboral, con el 40% de los empleos en riesgo de ser afectados. Este pronóstico plantea una transformación profunda en la forma en que se trabaja.
Según Georgieva, mientras que algunos trabajos podrían experimentar mejoras gracias a la integración de la inteligencia artificial, otros enfrentarán desafíos significativos. Entre los empleos que se verían más afectados se encuentran los de matemáticos, gestores, contables y auditores, analistas financieros, analistas de noticias, reporteros y periodistas, así como secretarios jurídicos y asistentes administrativos. La automatización y el procesamiento de datos podrían desplazar estas funciones hacia sistemas inteligentes.
Sin embargo, existen ciertas ocupaciones que son menos susceptibles a la influencia de la inteligencia artificial, debido a su naturaleza manual y la necesidad de habilidades que requieren la intervención humana. Entre estos se encuentran operadores de maquinaria agrícola, atletas y competidores deportivos, reparadores de automóviles, albañiles, acabadores de hormigón, cocineros, así como operadores de torres de perforación en la industria petrolera y del gas.
El impacto de la inteligencia artificial en el empleo no solo se limita a ciertas industrias o roles específicos, sino que también plantea desafíos y oportunidades para la formación y la adaptación de la fuerza laboral. Se requiere una planificación estratégica tanto a nivel gubernamental como empresarial para abordar los cambios que se avecinan y garantizar una transición justa y equitativa para todos los trabajadores.
La integración de la inteligencia artificial en el mercado laboral presenta una oportunidad para mejorar la eficiencia y la productividad, pero también plantea preguntas importantes sobre la distribución del trabajo y el impacto en la desigualdad económica. Es fundamental que los responsables políticos, las empresas y la sociedad en su conjunto trabajen juntos para gestionar este proceso de cambio de manera justa y equitativa.