Veinte kilos de fideos ya no son suficientes para alimentar a las decenas de familias que se acercaban al comedor popular Sal de Tierra en Villa Fiorito, un barrio pobre en los suburbios de Buenos Aires acuciado por la crisis económica que castiga a Argentina.
Con una inflación mensual que supera 20 por ciento mensual, el número de argentinos que padece hambre se ha disparado y el comedor.
La inflación, que alcanzó 211 por ciento en 2023, se duplicó en diciembre tras la asunción del presidente ultraliberal Javier Milei, quien devaluó el peso doméstico, redujo subsidios públicos y liberó algunos precios regulados de la economía argentina.