El primer ministro de Haití, Ariel Henry, pidió calma en un discurso público, después de tres días de protestas violentas que exigen su renuncia y han paralizado el país.
El breve discurso hizo poco para calmar a las miles de personas enojadas y frustradas por la incesante violencia de las pandillas, el aumento de la pobreza y la ausencia de convocatoria de elecciones generales. El mandatario instó a los haitianos a no ver al gobierno o a la policía nacional como sus adversarios.
Sus declaraciones se produjeron luego de que miles de haitianos se congregaran a diario esta semana en ciudades y pueblos de todo el país para pedir su renuncia, apuntando que las movilizaciones continuarán hasta que abandone el poder.
La policía mató a cinco agentes de protección ambiental que estaban armados en la capital, Puerto Príncipe, en un tiroteo que algunos temen que pueda agravar la crisis en Haití.