Hoy, 4 de marzo, el mundo se une para conmemorar el Día Mundial de la Obesidad, un momento crucial para reflexionar sobre una de las crisis de salud más apremiantes que enfrenta la humanidad en la actualidad. Con más de mil millones de personas afectadas en todo el mundo, la obesidad se ha convertido en una epidemia global que no distingue fronteras ni clases sociales.
Según los últimos datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la alarmante cifra que los expertos esperaban alcanzar para el año 2030 ya es una realidad en 2024. Esto es un claro indicador de que la situación está empeorando a un ritmo preocupante. Además, los casos de obesidad infantil se han cuadruplicado en tan solo tres décadas, mientras que en adultos casi se han triplicado.
En el caso de México, el sobrepeso y la obesidad afectan a más del 75 % de las personas adultas, y al 35.6 % de la población infantil. Cifras que lo ubican en los primeros lugares de países con mayores índices de obesidad.
Bajo el lema “Hablemos de obesidad y…”, la campaña de este año busca aprovechar el poder del Día Mundial de la Obesidad para iniciar conversaciones transversales en todos los niveles de la sociedad. Es fundamental que esta conversación no solo se centre en la concienciación sobre los riesgos de la obesidad, sino también en la promoción de estilos de vida saludables, la educación nutricional y la creación de entornos que fomenten hábitos alimenticios y de actividad física saludables.
La obesidad no solo afecta la salud física de las personas, sino también su bienestar emocional y su calidad de vida en general. Además, representa una carga significativa para los sistemas de salud y la economía en general. Por lo tanto, abordar este problema de manera integral y colaborativa es esencial para garantizar un futuro más saludable y sostenible para las generaciones venideras.