Mientras el número de víctimas mortales de la catástrofe sísmica del 6 de febrero supera las 41 mil en Turquía, 1.5 millones de personas perdieron su hogar en el sur del país, donde será necesario construir al menos 500 mil nuevas viviendas.
La representante residente en Turquía del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Louisa Vinton, declaró que se trata de la mayor catástrofe sísmica de la historia en Turquía y Siria.
En el noroeste de Siria, nueve millones de personas se han visto afectadas y al menos seis mil han muerto, lo que ha llevado a continuar con la respuesta humanitaria internacional.
Un total de 227 camiones cargados de suministros han cruzado desde Turquía: 195 por el paso fronterizo de Bab al-Hawa, 22 por Bab al-Salam y 10 por Al Ra’ee.
En declaraciones a los periodistas la responsable de incidentes sísmicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Europa, la doctora Catherine Smallwood, señaló que la agencia había transportado “cerca de 100 toneladas a través de la frontera desde Turquía” desde la catástrofe, además de los suministros que ya estaban almacenados en Siria.
Estos suministros incluían medicamentos esenciales, material fungible, fármacos para anestesia, equipos quirúrgicos y otros suministros médicos para entre 40 mil y 49 mil intervenciones adicionales destinadas a las personas que necesitan apoyo quirúrgico o médico para lesiones específicas del terremoto.
La responsable de la agencia de la ONU añadió que 55 instalaciones médicas han resultado dañadas y varias “completamente destruidas”, pero que se han redesplegado seis clínicas móviles a las ciudades y comunidades de los alrededores de Jindires, una de las zonas más afectadas del noroeste de Siria.