Esperamos meses para poder volver a degustar el pavo de Navidad: delicioso, jugoso y suave. Es una tradición. En cada familia ya se sabe quién lo prepara riquísimo o dónde llevarlo a cocer para que todos cenen el 24 de diciembre. Es una costumbre linda porque compartes momentos únicos con los tuyos y además comen un platillo estupendo. Pero, alguna vez te has preguntado ¿por qué comemos pavo en Navidad? ¿Por qué no pizza, hamburguesas u otro platillo? Aquí te va la historia.
El pavo es 100% mexicano, los aztecas lo llamaban guajolote. Durante la Conquista Española, los europeos le cambiaron el nombre a ‘gallina de Indias’ para después darle el nombre de ‘pavo’ por, según ellos, parecerse a los pavo reales de Asia. Solo podían consumirlo las personas adineradas en eventos especiales.
Por supuesto que los aztecas no celebraban Navidad, fue hasta 1528 cuando Fray Pedro de Gante impuso el festejo junto a los evangelizados.
Este platillo era costoso pero poco a poco el pavo fue más accesible para el resto de las clases sociales, así que empezaron a consumirlo como si se tratara de una celebración para adinerados. Se convirtió en una opción económica, rica y rendidora donde familias completas podían degustarlo y quedar satisfechos.
En Estados Unidos, nuestro país vecino, se celebra el Día de Acción de Gracias el último jueves de noviembre, normalmente en este evento se cena pavo en familia. México, como otras costumbres, lo adoptó para su celebración de Navidad en los años 40 porque en invierno se criaban un gran número de estos animales.
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El peso normal de un pavo es de 10 kilos; sin embargo, los criados en cautiverio llegan hasta los 30 kilos. Hay muchas formas de prepararlo: adobado, ahumado, al vino, con especias y otras deliciosas combinaciones.
¡Llegó el momento que estábamos esperando en el año! ¡Por fin llegó la Navidad! Así que prepara tenedor y cuchillo porque ahora que sabemos por qué comemos pavo en Navidad, nos sentiremos ‘de la alta’ y degustaremos este delicioso platillo con nuestros seres queridos.