En el año 2001, científicos japoneses comenzaron a hablar del “Kareishu” para dirigirse de una manera, políticamente correcta, al olor a viejito u olor a persona mayor. A simple vista parece algo cruel y etiquetador, pero, parte del contrato al que adherimos al nacer es el hecho de crecer y envejecer. Si es que la suerte te lo permite.
Bueno, para alejarnos de las etiquetas con connotaciones peyorativas, vamos a los datos concretos y científicos. Resulta que los humanos tenemos la capacidad de poder identificar o tener una noción de la edad de otro humano por su olor y es especial, este olor a viejito que aparece con la edad debido a una molécula que tenemos en la piel.
El olor a persona mayor o a viejito es algo per se al proceso de envejecimiento; es decir, es algo natural que no debe verse como punto negativo, sobre todo porque en la actualidad existen muchos mecanismos y formas para ralentizar y evitar que aparezcan mucho antes.
“Lo causa el 2-nonenal, una molécula que se genera en la piel al oxidarse de forma natural los ácidos grasos de la barrera lipídica… El 2-nonenal huele realmente mal. Tanto que, cuando abrimos una cápsula con esa molécula en el laboratorio, todo apesta”,
Estos cambios en los olores corporales que delatan la edad de las personas, según la ciencia, se debe a cambios hormonales se producen en el organismo según vamos creciendo debido a la producción de lípidos en la superficie de la piel y en peralejo, se reduce la capacidad antioxidante natural de la piel, con lo cual, una dieta rica en antioxidantes es clave.