La celulitis, también llamada piel de naranja, son nódulos adiposos que pueden darse en cualquier persona, independientemente de su peso o complexión física, aunque es cierto que, si eres deportista, tienes una menor posibilidad de tenerla.
La celulitis es una afección de la piel muy común e inofensiva que provoca la aparición de protuberancias y hoyuelos en los muslos, las caderas, los glúteos y el abdomen principalmente en las mujeres.
Muchas personas intentan, con éxito variable, la pérdida de peso, el ejercicio, el masaje y las cremas comercializadas como solución a la celulitis para mejorar el aspecto de la piel.
Para eliminar la celulitis es importante dar preferencia a los ejercicios que ayudan a fortalecer y tonificar los músculos de las piernas y glúteos, como las sentadillas o el puente, además de tener una alimentación balanceada y baja en alimentos ricos en grasa o azuzar. De esta forma, es posible evitar que la celulitis aparezca o mejore el aspecto de esta.
No hay mejor tratamiento corporal que una dieta saludable. No solo conseguirás prevenir la celulitis, sino que además te sentirás más saludable, siempre que la acompañes con ejercicio físico diario.
En toda dieta no puede faltar el agua. Los seres humanos estamos formados por agua principalmente, así que podemos decir que es nuestro combustible vital. Aunque se recomiendan dos litros diarios, la cantidad puede variar en función a los líquidos que quemes con la actividad física o las altas temperaturas.
Existen varios ejercicios eficaces aptos para todos los públicos y fáciles de realizar con los que reducir y eliminar la celulitis.
Elevaciones de rodilla: sencillo y práctico. En este ejercicio se precisa de cierta equilibrio para completarlo. Consiste en elevar las rodillas, de manera alterna, y manteniendo la rodilla elevada con solo la pierna contraria sirviendo de apoyo. Es otra manera de activar la zona de glúteos.
Sentadillas: un ejercicio para quemar grasa de la zona afectada por la celulitis. De cuclillas, con el torso erguido y las manos extendidas hacia delante para favorecer la coordinación del movimiento, nos ponemos de pie y volvemos a situarnos de cuclillas con rodillas flexionadas sin modificar la postura inicial.