Las políticas que manejan las empresas industrializadoras de café, principalmente las dedicadas a producir los solubles, mantienen a más de 170 mil familias cafetaleras en Chiapas bajo la incertidumbre, ya que pese A haber iniciado la cosecha, estas no establecen un precio base, lo que podría generar que los precios de producción sean menores que los de venta y los campesinos no tengan mayores ganancias económicas.
Tras salir de una reunión de productores, el dirigente de la Cooperativa Unidos para Estar Bien, Ismael Gómez Coronel, expuso que actualmente los productores de café siguen en la incertidumbre año con año ante las imposiciones de precio por parte de las empresas que adquieren el producto para industrializarlo. Las condiciones de comercialización en la región siguen siendo las mismas en cada ciclo productivo y el kilogramo fluctúa entre los 23 y 25 pesos.
Señala que este precio para el campesino no representa un aliciente económico, ya que el kilogramo de café robusta debe estar entre los 40 a 45 pesos al inicio de la producción, costos que permitirían recuperar la inversión; sin embargo, el poder económico de las grandes industrias les permite manejar y condicionar los mejores beneficios, mientras que al productor lo condiciona a vivir en crisis.
Expuso que la empresa Nestlé es la principal compradora de café robusta en Chiapas, por lo que es fundamental que esta considere la carestía de la vida, los procesos inflacionarios y los aumentos en los insumos agrícolas para que pueda determinar un precio inicial digno para los campesinos cafetaleros.