Amber Pearson, una mujer de origen estadounidense que padecía trastorno obsesivo compulsivo (TOC), recibió un revolucionario implante cerebral que se está utilizando para tratar tanto su epilepsia como el TOC.
Y es que, según Pearson, ella solía lavarse las manos hasta que sangraban, aterrorizada por la idea de contaminarse con los objetos cotidianos, siendo éste uno de los tantos comportamientos provocados por su trastorno obsesivo compulsivo.
Sin embargo, la paciente tuvo que esperar ocho meses después del procedimiento de 2019 para ver alguna diferencia notable en su comportamiento. Pero, gradualmente, los rituales habituales que la desgastaban y llevaban ocho o nueve horas infernales cada día desde su adolescencia comenzaron a menguar. Y su vida se fue haciendo normal.
Los médicos que actuaron en el caso de Pearson le ofrecieron el dispositivo de 32 milímetros para tratar sus ataques epilépticos, confiando en que sería capaz de detectar la actividad que genera esos episodios y enviar una pulsación que permita interferir ante ellos.
Hasta ahora, hubo algunos estudios sobre el uso de la estimulación cerebral profunda en personas que padecían TOC, pero según el neurocirujano Ahmed Raslan, que llevó a cabo el procedimiento, nunca se había combinado con el tratamiento para la epilepsia.
Raslan señaló que ahora se está llevando a cabo un estudio en la Universidad de Pensilvania para ver cómo se puede ampliar el uso de esta técnica, la cual ofrecería potencial esperanza a algunas de los 2,5 millones de personas en Estados Unidos que padecen TOC.
Los médicos trabajaron con Pearson para ver exactamente qué sucede en su cerebro cuando queda atrapada en un bucle obsesivo. La técnica implicó exponerla a factores estresantes ya conocidos, en este caso, consumo de mariscos, y registrar los pulsos eléctricos.
De esta forma, pudieron aislar eficazmente la actividad cerebral asociada con su TOC. Luego podrían configurar su implante para que reaccionara a esa señal específica. Así el dispositivo de doble función ahora vigila la actividad cerebral asociada tanto con la epilepsia como con el TOC.
Es “el único dispositivo en el mundo que trata dos enfermedades. Y se programa de forma independiente. Por lo tanto, el programa para la epilepsia es diferente al programa para el TOC “, precisó el especialista.