En esta época navideña aumentan los desechos materiales y el gasto de energía; también se desperdicia gran cantidad de alimentos.
Las fiestas navideñas que inician el 16 de diciembre con la primera posada y concluyen el 2 de febrero de 2024, Día de la Candelaria, constituyen la temporada en la que más residuos y contaminantes se producen en el país y, con ello, una situación crítica por las consecuencias ambientales y de salud.
El consumo de energía eléctrica se eleva hasta un 30 por ciento debido a la luz que utilizamos en las decoraciones y para la convivencia con mayor número de personas.
Otro aspecto de importancia es el incremento en el desperdicio de comida. Cuando realizamos nuestras reuniones no estimamos cuántos comensales llegarán o si todos llevan platillos; al final sobra y se desperdicia.
Al respecto, cifras de la Red de Bancos de Alimentos de México refieren que durante esta época, el 40 por ciento termina en la basura por falta de organización.
También es importante evitar envolturas y adornos excesivos en los obsequios y en la decoración de la casa, optar por las biodegradables de papel, con poco color.
Las adquisiciones online impactan de manera considerable el medio ambiente, pues en numerosas ocasiones el traslado de las mercancías implica demasiadas horas de recorrido en transporte, hasta llegar a manos de los consumidores.
En los hogares, se sugiere reutilizar adornos y accesorios navideños de años anteriores, colocar aquellos que utilizan iluminación LED, que son 80 por ciento más eficientes en consumo de energía eléctrica que los focos incandescentes; solo encenderlos cuando estemos en casa, y no toda la noche o durante el día.
Es recomendable utilizar árboles naturales, los cuales tienen varias ventajas en comparación con los de plástico, una de ellas es que en México comunidades y ejidos se dedican a cultivarlos durante un periodo de seis a 10 años, tiempo en que tardan en crecer y madurar, al igual que capturan dióxido de carbono del aire.