El cohete Starship, diseñado para alcanzar la Luna y Marte en el futuro, es con el que cuenta la NASA para su programa Artemis de regreso a la Luna.
SpaceX lanzó desde Texas la segunda prueba del Starship, la nave más grande y poderosa del mundo en alcanzar el espacio con un exitoso despegue y separación del propulsor y la cápsula, que no logró en el primer intento de abril pasado, pero terminó de nuevo en una explosión minutos más tarde.
El despegue del Starship sobre su enorme propulsor Super Heavy, de 33 motores Raptor, se llevó a cabo en Boca Chica, Texas.
Después del despegue ambas etapas se separaron con éxito y gracias a un sistema de irrigación de agua adoptado tras el fallo de abril.
SpaceX había anticipado que el reto era la separación de ambas etapas y aclaró que un eventual nuevo fallo en el lanzamiento contribuía a reunir más información para hacer nuevos ajustes.
La compañía de Elon Musk comenzó con éxito esta crítica prueba después de unos siete meses de la explosión en el aire del primer test a unos cuatro minutos de su despegue, lo que obligó a la compañía a provocar su explosión.
Sin embargo, aunque avanzó en el proceso, terminó igualmente con una explosión sobre el Golfo de México cuando se encontraba a unos 145 kilómetros de la Tierra.
Según SpaceX, Starship será un sistema de transporte reutilizable diseñado para transportar tripulación y carga a la órbita de la Tierra, la Luna, Marte y más allá.