Es probable que no hayas oído hablar de los “alimentos azules”, pero el término sirve para referirse a un grupo de productos comestibles que seguro alguna vez has probado.
Tal como explica la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), los alimentos azules (también llamados alimentos acuáticos) están más presentes en la dieta diaria de la gente de lo que imaginas, ya que “engloban un grupo diverso de animales, plantas y microorganismos de agua dulce o salada”.
En otras palabras, los alimentos azules son pescados, algas, crustáceos, moluscos y todo tipo de productos “derivados de animales acuáticos, algas o plantas capturados o cultivados en entornos marinos o de agua dulce”, detalla Blue Food Assessment (BFA, una plataforma internacional de artículos científicos que reúne a más de 100 científicos y 25 instituciones).
Los alimentos azules contribuyen a un mayor equilibrio del medio ambiente y favorecen la salud y el bienestar de las personas. Esto se debe a que pueden desempeñar un papel fundamental en la transición hacia sistemas alimentarios más sanos y ecológicos.
Los alimentos azules o acuáticos “son importantes para una dieta sana y equilibrada”, señala la FAO. Consumidos incluso en pequeñas cantidades, contienen aminoácidos esenciales, proteínas de calidad, vitaminas y ácidos grasos como el omega-3″.
La organización explica que, como el cuerpo humano no produce omega-3, debe obtenerlo de los alimentos. Es en este sentido que los alimentos azules, especialmente pescados como el salmón, las sardinas y el atún, por ejemplo, pueden priorizarse como fuentes de omega-3.
Como añade la organización internacional, no solo se pueden tratar estas carencias, sino que, comiendo animales acuáticos con frecuencia, también se reducen las posibilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, la enfermedad de Alzheimer y depresión.