La cuidadora o el cuidador primario, es aquella persona que atiende en primera instancia las necesidades físicas y emocionales de una persona que por sí misma no puede, papel que, por lo general, en el caso de las mujeres es asumido por la esposa, hija, un familiar o alguien cercano a la o el paciente.
Sin embargo, ese cuidado diario y a largo plazo, aunque sea de manera voluntaria y con cariño, conlleva a riesgos en la salud de quienes lo realizan, principalmente recae sobre una sola persona, pero aún con todo eso no es reconocida esa labor.
Sobre este tema, el presidente del Centro Integral de Prevención y Rehabilitación del Adulto Mayor (CIPRAM), José Antonio Manjarrez García, indicó que debe haber un reconocimiento social hacia las personas que realizan esta labor, principalmente en el cuidado del adulto mayor, pues su trabajo es de gran relevancia, pero vive oculto.
El cuidador primario, en su gran mayoría son mujeres, que sufren un desgaste emocional, psicológico y físico, porque realizan al mismo tiempo diferentes funciones, como nutriólogas, enfermeras, psicólogas, gerontólogas, entre otras profesiones, por ello, reiteró que el CIPRAM, reconoce ese ofrecimiento.
Agregó que las mujeres que cuidan al adulto mayor aprenden a sacar adelante las necesidades del paciente, y aunque ninguna institución de gobierno, les ofrece capacitación, aprenden de manera empírica, aplicar un suero, dar un masaje o inyectar algún medicamento prescrito.
Asimismo, la coordinadora terapéutica del CIPRAM, Dolores Ambrosio, quien también asumió el papel de cuidador primario por mucho tiempo, mencionó que esta actividad no es una profesión reconocida, porque generalmente la cuidadora es una familiar, por lo que es importante visibilizar esta labor ante la sociedad.
Puntualizó que CIPRAM puede capacitar a las personas que ocupan la labor de cuidador primario, y para más información comunicarse a los números 962 137 61 89 con Dolores Ambrosio y al 962 160 4717 Silvana Mendoza.