Durante la semana, los boletines oficiales de la Fiscalía General del Estado de Chiapas, informó sobre las sentencias que oscilan entre 20 a 35 años de cárcel a los sujetos, que cometieron un delito sexual como violación, pederastia, abuso sexual, entre otras, sin embargo, a pesar del castigo ejemplar, las agresiones sexuales contra mujeres, niñas y adolescentes persiste.
Se estima que alrededor de entre un 10 y un 25% de la población adulta ha sufrido en algún momento de su infancia algún tipo de abuso sexual, se dice también que los agresores sexuales nacen con un grave trastorno de personalidad antisocial, que es conocida como psicopatía.
La psicóloga, Fabiola Díaz indicó que el comportamiento sexual de los pederastas se proyecta de un modo desviado hacia objetivos sexuales inaceptables, como son los menores de edad.
Dijo que los pederastas prefieren formas antisociales de relación sexual, que les resultan más excitantes, y no logran inhibir esos modos inapropiados y dañinos de obtener placer.
Señaló que tales preferencias, probablemente se han generado y consolidado en el individuo a partir de la asociación repetida entre su excitación sexual mediante auto estimulación u otras conductas sexuales y estímulos infantiles reales o a partir de pornografía o fantasías.
La especialista detalló que los padres de familia o cualquier persona responsable de menores de edad, debe poner atención a los niños y desconfiar de cualquier individuo que esté en contacto directo con los infantes, ya que lamentablemente este delito es generado por personas cercanas.
Puntualizó que es fácil de identificar cuando un menor de edad sufre abuso sexual o tocamientos por parte de personas adultas, principalmente porque hay un cambio en sus comportamientos, los cuales no deben pasar desapercibidos.
Reconoció que los principales síntomas son: no querer comer, tener pesadillas, aislamiento, no dormir, hacerse pipí en la noche, porque generalmente les da temor ante las amenazas de sus agresores e irá, entre otros.
Puntualizó que entre los principales traumas que quedan en los niños que son abusados sexualmente son traumas de ansiedad y de estrés muy fuertes e incluso con problemas de salud muy graves.