Estados Unidos cruzará un umbral histórico este lunes cuando por primera vez un expresidente vaya a juicio penal en un caso revestido de un significado fatÃdico porque Donald Trump podrÃa volver al Despacho Oval el próximo año.
Cuando el posible candidato del Partido Republicano entre en el tribunal para el inicio de la selección del jurado, él y el paÃs entrarán en un nuevo estado de realidad cuando los mundos legal y polÃtico choquen en un juicio casi garantizado para profundizar el amargo distanciamiento ideológico de los estadounidenses.
El juicio, relacionado con los pagos de dinero por silencio a una actriz de cine para adultos antes de las elecciones de 2016, marcará otro giro extraordinario en la historia de Trump, cuya incesante puesta a prueba de los lÃmites del decoro presidencial y de la ley ha causado casi nueve años de tumulto polÃtico y aún puede tener años por delante. Plantea la posibilidad de que, dependiendo del veredicto del jurado, el candidato republicano a las elecciones presidenciales de 2024 podrÃa ser un delincuente convicto. Y dado el tema del caso detalles sobre un pago a una mujer que alegó haber tenido una relación sexual con Trump, lo que él niega podrÃa reflejarse mal en el carácter y la ética de Trump cuando los votantes sopesen sus decisiones en noviembre.
Los pagos por silencio no son ilegales. Trump está acusado de falsificar registros empresariales para ocultar a los votantes información poco halagadora que podrÃa haber perjudicado a su campaña, en un presunto primer ejemplo de injerencia electoral. El hecho de que este caso se derive de una supuesta conducta personal significa que podrÃa tener un impacto polÃtico menor que los otros tres juicios en ciernes de Trump, que se basan en mayores preocupaciones constitucionales y legales pertinentes a los poderes de la presidencia.