Durante la temporada vacacional de Semana Santa, la ciudad de Oaxaca ha experimentado una notable disminución en la afluencia turística, lo que ha generado preocupación entre los comerciantes locales. Esta baja en la llegada de visitantes se ha traducido en una decepcionante realidad para el comercio formalmente establecido, que no ha logrado alcanzar las expectativas planteadas para este período crucial.
Entre los diversos factores que han contribuido a esta situación, uno de los más destacados ha sido la proliferación del comercio informal en la región. La presencia masiva de vendedores ambulantes y puestos informales ha creado una competencia desleal para los comercios establecidos, dificultando su capacidad para atraer clientes y generar ingresos.
La falta de regulación y control sobre el comercio informal ha permitido que este crezca de manera descontrolada, invadiendo espacios públicos y afectando negativamente la imagen turística de la ciudad. Los turistas, al encontrarse con un entorno saturado de vendedores ambulantes y productos de dudosa procedencia, pueden optar por no realizar compras o buscar destinos alternativos para sus vacaciones.
Los comerciantes formales han expresado su preocupación ante esta situación, señalando la urgencia de tomar medidas efectivas para frenar el comercio informal y promover un ambiente propicio para el desarrollo económico sostenible. Se han sugerido diversas acciones, como fortalecer la vigilancia y aplicación de regulaciones, así como promover el turismo responsable y el consumo ético.
Las autoridades locales han reconocido el problema y se han comprometido a trabajar en conjunto con los sectores afectados para encontrar soluciones viables. Sin embargo, queda claro que abordar el problema del comercio informal requerirá un enfoque integral y la colaboración de múltiples actores, incluyendo gobierno, empresarios y sociedad civil.
En medio de esta situación, los comercios formales en Oaxaca enfrentan el desafío de adaptarse a un entorno competitivo y cambiante, mientras luchan por mantenerse a flote en un momento crucial para la economía local. La Semana Santa, tradicionalmente una época de prosperidad para el turismo y el comercio, ha dejado un sabor amargo en esta ocasión, recordando la necesidad urgente de abordar los desafíos estructurales que afectan al desarrollo económico y turístico de la región.